Sloop

-Dame el cable. ¿Dónde está?
-Ahí.
-Ahí, dónde?
-Soltá la guitarra!
-El cable de la pc.
-Soltá! Dale.
-El cable.
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Light Bloof
UNA PATADA EN LOS HUEVOS

Febrero, Semana 1 Miércoles, 6:01 PM

Mis deseos por salir de mi casa eran inmensos, mis motivos, varios. Sólo me quedaba juntar coraje y enfrentarme al destino. Por mi experiencia en libros y cuentos de terror, y la historia de los 3 cerditos, sabía que si me quedaba en casa, pronto podría llegar el lobo feroz a soplar los cimientos. Así que no me quedaba otra. Pero a dónde iría? Este es un pequeño suburbio, un barrio bajo... por mi propia seguridad debería encontrar un lugar grande, cerrado y con suficientes recursos como para sobrevivir un par de días. Teniendo en cuenta que este es el tercer día sin ingerir alimento, he decidido que no me queda otra que abrir esa puerta y hacerle frente a lo que sea que haya del otro lado. Preparé mis cosas, y me dirigí a la puerta.

Miércoles, 6:30 PM

Al fin encontré un lugar seguro para sentarme a escribir. Cuando salí de mi casa, la tranquilidad era el único factor que me preocupaba. No se sentía ni el zumbido de una mosca. El silencio era terriblemente espeluznante, mi mente se perseguía imaginando infinitas situaciones, mil y una maneras de morir. Estuve parado en el exterior, de espaldas a mi puerta por... 5 minutos. Era tarde para volver a entrar, sabía que si eso pasaba me iba a condenar a quedarme ahí, hasta que San Miguel me venga a rescatar. Así que cerré mis ojos un instante, y me concentré. En ese segundo y medio con las luces apagadas.. una lista inmensa de personas pasó ante mis ojos, cada una me daba motivos suficientes para mantenerme en pie, y no darme por vencido... Qué mentira, eso ni yo me lo creo... lo cierto es que las únicas personas con las que había lidiado la última semana, fueron: El cartero, Luciano, y Sadie. Ah, y con Chan el chino del supermercado... ¡El supermercado chino! Claro! esa es mi salida!...

Miércoles, 7:00 PM

Inmediatamente salí del contenedor de basura, al mejor estilo yankee, donde me había escondido para escribir, dí la vuelta en la esquina, y ahí estaba, el supermercado de Chan, el chino-koreano-japonés-boliviano. Caminaba cada vez más ligero por la emoción y la ansiedad de ubicarme en un lugar seguro. A mi alrededor, una paz inquietante, comenzaba a caer el sol, y a pesar del ambiente nublado y el deprimente color gris de las cosas, yo me sentía seguro. Mis ojos se iluminaban conforme a como me iba acercando al establecimiento. En eso, sentí un golpe seco metálico, y un grito de dolor por detrás mio. Mi corazón se detuvo un segundo, y al instante, comenzó a latir como nunca, sentía el tambor en mi pecho. No podía detenerme, empecé a correr hacia el supermercado, todo iba a estar bien cuando llegue. Hasta que ocurrió... Las puertas estaban cerradas, a pesar de que la cortina estaba abierta, los vidrios de la entrada estaban totalmente mugrientos, desde el lado interior. Me esforcé por mirar hacia adentro, pero era en vano. Así que me di la vuelta y otra vez de espaldas a una puerta, volví a pensar. Esta vez las cosas cambiaban. Tal vez lo más conveniente ubiera sido buscar otro lugar, o vagar por ahí como uno más.. pero cometí mi primer error. Con el matafuegos rompí el cristal de la entrada, y me abrí paso al infierno. Entré al lugar, y lo primero que busqué fue algo de comer, al parecer las cosas marchaban bien, me pareció raro no encontrarme con nadie, hasta me hizo creer que toda esta historia era un simple fruto de mi imaginación, o que me estaba volviendo loco. Me dirigí a las góndolas, y empecé a abrir cada lata de alimentos no perecederos. Estuve unos veinte minutos en el piso, llenando mi estómago... Una vez que acabé, me levanté, sacudí mi ropa, empecé a caminar por el supermercado y llegué a un lugar que antes no había visto, una puerta con una pequeña ventana redonda me llamó mucho la atención. Era la primera vez que la veía... así que me acerqué, intenté abrirla pero estaba trabada con algo desde adentro. Miré por la ventana... y una escalofríante sombra pasó ante mis ojos. Salí corriendo inmediatamente y me escondí detrás de las máquinas de la carnicería. El miedo me dejó paralizado, y acá, escondido, me puse a escribir.

Miércoles, 11:00 PM

Sigo escondido, en la carnicería. Parece increíble que haya pasado escondido 4 horas pero así es. El miedo dejó de inquietarme hace rato, sólo me quedé pensando, la manera de abrir esa puerta, tal vez Chan y su familia estén vivos, y están escondididos allí.

Miércoles, 11:04 PM

Mis errores comenzaron a traer consecuencias, las latas abiertas que dejé despertaron despertaron el olfato de algunos animales, que entraron por el vidrio que rompí. Pero no sólo eso, los muertos activos entraron detrás de ellos. Este sería mi primer encuentro directo con un zombie. Escuché sus pasos arrastrados, y sus extraños ruidos. Me asomé por el mostrador... y los ví. Eran 3 figuras humanas, con la piel putrefacta, emitían un olor insoportable, llevaban prendas desgarradas y arapientas, como en un video de Michael Jackson. Me quedé observando su comportamiento unos momentos...

Miércoles, 11:30 PM

Me decidí. Le quité el seguro a una de esas granadas que Sadie me había dejado, pero por desgracia todo lo que sabía de eso, era lo que veía por televisión. Les arrojé la bomba con furia, la cual repicó contra una de las góndolas, y cayó justo en los pies de uno de ellos. me tapé los oídos y cerré los ojos. Una terrible sacudida, humo por todas partes, y los sensores de incendio activados. Mis oídos zumbaban, y mi corazón no dejaba de presionar mi pecho. Comencé a sentirme mareado... me dolía el estómago.

Miércoles, 11:40 PM

Acabo de descomponerme. Un fuerte mareo en la boca del estómago me provocó el vómito. Definitivamente, la supervivencia no es lo mío. Me siento abombado, la cabeza me da vueltas... voy a ver si consigo alguna especie de aspirina.

Jueves, 5:45 AM

Caí desmayado después de tomarme una pila de sedantes por error. Pero dormir me hizo bien, sólo me expuso a la muerte unas horas. Pero estoy listo para seguir. Mejor que nunca.

Jueves, 6:00 AM

Sigo con vida, todavía no encuentro forma de abrir la puerta.


FIN DE CAPÍTULO.